DIEZ NACIONALIDADES comparten vestuario en el equipo blanquivioleta. El dominicano Heinz y el albanés Rama, los más exóticos. Todos, salvo Osorio, han sido internacionales
La confección de la plantilla del Real Valladolid esta temporada ha llevado a reunir 10 nacionalidades diferentes, una cifra poco habitual en un equipo que no ha destacado en los últimos años por el número
de extranjeros en sus filas. De este modo, Juan Ignacio Martínez cuenta con 22 futbolistas, de los que 12 son españoles y 10 extranjeros. Dos colombianos (Alcatraz y Osorio), un serbio (Rukavina), un sueco (Larsson), un alemán (Ebert), un albanés (Rama), un dominicano (Heinz), un angoleño (Manucho), un marroquí (Bergdich) y un italiano (Rossi), completan la nómina de una plantilla que se parece más a la asamblea de la ONU que a un equipo de fútbol.
Además, salvo el caso de Humberto Osorio, todos cuentan con experiencia internacional, sea con la selección absoluta o en las categorías inferiores, y es habitual que sean llamados por sus respectivas
selecciones, aunque en el último parón liguero sólo Rukavina, Bergdich y Rama fueron convocados y se perdieron la semana de entrenamientos.
Sin embargo, esta enorme cantidad de nacionalidades no se ve correspondida en los onces titulares que está alineando JIM, donde sólo Rukavina y Bergdich parece que se han hecho con un puesto fijo, a expensas de lo que suceda cuando Patrick Ebert se recupere de la lesión muscular que le mantiene en el dique seco
desde la primera jornada.
Es más, en la columna vertebral del equipo también domina el producto nacional, donde cuatro españoles sustentan el peso del cuadro blanquivioleta desde la portería hasta la delantera: Mariño, Marc Valiente, Álvaro Rubio y Javi Guerra.
En cualquier caso, el exotismo es la nota predominante en las fichas del Valladolid en la presente temporada y prueba de ello es que el equipo de Zorrilla haya hecho que Heinz Bartmettler se convierta en el primer dominicano que juega en la Liga española. Si a ello unimos el hecho de que el zaguero comparta vestuario
con un albanés, nacionalidad que tampoco se ha prodigado en nuestro fútbol, cerramos el círculo multicultural que da forma a un grupo de profesionales muy heterogéneo pero bien avenido.
Fuente: MARCA
La confección de la plantilla del Real Valladolid esta temporada ha llevado a reunir 10 nacionalidades diferentes, una cifra poco habitual en un equipo que no ha destacado en los últimos años por el número
de extranjeros en sus filas. De este modo, Juan Ignacio Martínez cuenta con 22 futbolistas, de los que 12 son españoles y 10 extranjeros. Dos colombianos (Alcatraz y Osorio), un serbio (Rukavina), un sueco (Larsson), un alemán (Ebert), un albanés (Rama), un dominicano (Heinz), un angoleño (Manucho), un marroquí (Bergdich) y un italiano (Rossi), completan la nómina de una plantilla que se parece más a la asamblea de la ONU que a un equipo de fútbol.
Además, salvo el caso de Humberto Osorio, todos cuentan con experiencia internacional, sea con la selección absoluta o en las categorías inferiores, y es habitual que sean llamados por sus respectivas
selecciones, aunque en el último parón liguero sólo Rukavina, Bergdich y Rama fueron convocados y se perdieron la semana de entrenamientos.
Sin embargo, esta enorme cantidad de nacionalidades no se ve correspondida en los onces titulares que está alineando JIM, donde sólo Rukavina y Bergdich parece que se han hecho con un puesto fijo, a expensas de lo que suceda cuando Patrick Ebert se recupere de la lesión muscular que le mantiene en el dique seco
desde la primera jornada.
Es más, en la columna vertebral del equipo también domina el producto nacional, donde cuatro españoles sustentan el peso del cuadro blanquivioleta desde la portería hasta la delantera: Mariño, Marc Valiente, Álvaro Rubio y Javi Guerra.
En cualquier caso, el exotismo es la nota predominante en las fichas del Valladolid en la presente temporada y prueba de ello es que el equipo de Zorrilla haya hecho que Heinz Bartmettler se convierta en el primer dominicano que juega en la Liga española. Si a ello unimos el hecho de que el zaguero comparta vestuario
con un albanés, nacionalidad que tampoco se ha prodigado en nuestro fútbol, cerramos el círculo multicultural que da forma a un grupo de profesionales muy heterogéneo pero bien avenido.
Fuente: MARCA
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