Un misionero en Sierra Leona con corazón blanquivioleta

Para hablar de un hecho como este, el uso de las camisetas del Valladolid para actos solemnes tenemos que empezar la historia por el principio y por su protagonista. Un humilde misionero llamado José Luis Garayoa fue quien llevó el fútbol a Sierra Leona y de paso dio a sus aldeanos una identidad y un uniforme que les hace ser y sentir especiales. Poco o nada importa que se trate de una camiseta de fútbol, es la seña de identidad de estos habitantes de Sierra Leona.

El padre José Luis Garayoa tiene 62 años y lleva 10 como misionero en Sierra Leona ayudando a un pueblo que fue diezmado por una guerra que empezó en 1999 y que todavía no ha terminado-aunque en las fuentes oficiales se habla de paz-. Es el país con la más alta tasa de mortalidad infantil con una tasa de niños fallecidos de 4 de cada 10 niños. A pesar del horror, la miseria, en 2004, Jose Luis se fue allí por propia voluntad y no tiene prisa por volver. “Hace 10 años yo daba clase de Geografía e historia, Educación Física y Religión en el Colegio San Agustín de Valladolid y pidieron voluntarios para ir a Sierra Leona y yo no lo dude”, decía Jose Luis. Así comenzó su vida de Misionero en el continente africano.

Aunque sea navarro de nacimiento, José Luis se considera vallisoletano de corazón y su vida está muy vinculada a Pucela desde que se fue a Sierre Leona. El colegio en el que daba clase, San Agustín, es el encargado de coordinar todas las ayudas y envíos que se hacen a Sierra Leona. “Valladolid siempre ha estado unido profundamente a nuestra misión. Tanto así que en Parquesol funciona la Asociacion Kamabai que nos llena de leche y papillas para los niños desnutridos. Y es del Colegio San Agustín de donde cada año nos envían un contenedor”, relataba el padre.

Pero entonces, José Luis vio que faltaba algo. Las personas a las que ayudaba en Sierra Leona eran apasionadas del fútbol pero como el mismo decía “Conseguir una camiseta aquí a un precio razonable es imposible, por lo que hablé con los compañeros de San Agustín y a través del director del colegio Tomás Sanz, consiguieron que el Real Valladolid les donase 30 cajas con camisetas del equipo de la temporada 2007-08”.
Un hecho trágico reveló otro uso para las camisetas

José Luis se traslada de un aldea a otra para repartir la ayuda y en estos traslados regaló todas las camisetas del Valladolid que consiguió y que hacía muy felices a las perdonas de Sierra Leona que ayudaba. Sin embargo, una tragedia sacudió una de las aldeas, Magbonso. Una niña de solo tres años murió por el impacto de un rayo.

José Luis se desplaza de inmediato a la aldea y consigue los permisos necesarios para enterrar a la niña en la Aldea, pues la epidemia de Ébola había empezado y los médicos no querían arriesgar. Tras un reconocimiento y una autopsia se vio claramente que la causa de la muerte de la niña había sido un rayo por lo que se decidió enterrarla en Magbonso.

Entonces, los encargados de llevar el féretro con el cuerpo de la niña pidieron permiso al padre para uniformarse, él se lo dio y todos aparecieron con las camisetas del Valladolid que José Luis les había regado. El misionero nos daba el motivo “Además de la afición al fútbol a esta gente no les sobre precisamente la ropa y decidieron adoptar estas camisetas como uniforme para momentos de gran importancia”

Y seguía “De esta forma, tiene un símil para identificarse, como ocurre en los Sanfermines en Pamplona o en las peñas, era lo único que tenían para uniformarse y yo lo fotografié porque en apreció muy curioso”. Pero lo que está claro, decía es que “estos uniformes les hacen sentir importantes y dan mucha importancia al hecho de estar uniformados para actos especiales como fue el entierro de esta pobre niña”.
Un comienzo difícil que no le hizo bajar los brazos

José Luis Garayoa se marchó a Sierra Leona en el año 2004 y no tuvo un comienzo sencillo. Nada más llegar, enfermó y fue trasladado al mismo hospital en el que estuvo Manuel García Viejo-el religioso español fallecido por Ébola- el San Juan de Dios. Al día siguiente de ser ingresado, los rebeldes atacaron y secuestraron a José Luis junto a otros misioneros. Los combatientes lanzaron entonces una amenaza. O la ONUparaba el ataque a las bases rebeldes por parte del gobierno o les irían matando de dos en dos. José Luis fue liberado dos semanas después y entonces se enteró de lo que había pasado en su tierra de adopción, Valladolid.

Concentraciones de centenares de vallisoletanos en las plazas pidiendo su liberación, recuerdos constantes es su antiguo colegio y peticiones a todas las instituciones para que fuera liberado. Acababa de dejar Valladolid, pero sus vecinos, compañeros y amigos no le habían olvidado. José Luis se sorprendió y emocionó por estos detalles y, aunque no lo reconozca, seguro que alguna lágrima recorrió su rostro que siempre luce una permanente y contagiosa sonrisa. “No me perdonan que cuando estoy de vacaciones una semana, al menos, en Valladolid”, y contaba que “los últimos cinco años, un compañero enfermero llamado Javier Atienza, de la ONG Emergency me lleva y me trae y el director del colegio San Agustín, Tomas Sanz, nos ha visitado muchas veces aquí”.

Su hígado ha soportado 21 malarias y su corazón es vallisoletano

A pesar de la enfermedad, del secuestro y de la situación límite, José Luis demostró que él, al igual que todos los misioneros que ayudan a los más desfavorecidos, está hecho de otra pasta. De una fibra especial que permite vivir en familia y compartir momentos con personas que, aunque no conoce, son su familia “Para otra cosa ya no estamos hijo, decía a Lainformacion por teléfono sonriendo mientras hablaba”. Su voz se llenaba de orgullo, pero no de soberbia, la humildad le acompaña en cada una de sus palabras.

“He pasado 21 malarias y ya me han dicho que mi hígado está delicado, que debería irme a ayudar a otra parte”, contaba, “pero he aplazado tres veces el viaje de vuelta desde Sierra Leona porque con la epidemia de Ébola estas personas nos necesitan todavía más”.

José Luis no tiene una jubilación como tal, es la orden la que le ‘obliga’ a dejarlo si lo considera necesario y su salida de Sierra Leona está programada para el 8 de diciembre, pero él no va a dejar de ayudar a los más desfavorecidos: “Cuando salga de aquí volveré a El Paso (Texas) a la parroquia en la que pasé mis primeros años desde que me hice sacerdote” Jose Luis se va para seguir ayudando, en este caso a los inmigrantes que llegan desde México. “Amo México, decía, y desde mi parroquia se ve la bandera de ciudad Juárez y volveré allí para seguir haciendo lo que quiero, ayudar, solo ayudar”.

Esta es una de las frases que definen a esta persona excepcional: “Aprendí de joven que para salir en la foto había que correr el encierro cerca del toro. A los misioneros lo único que nos importa es estar cerca del pobre cuando más nos necesita. Pasamos olímpicamente de fotos y protagonismos, pero respetamos el trabajo de los medios de comunicación. De todos los medios. Si nos preguntan respondemos con el corazón y con sinceridad. Y no tenemos la obligación de ser políticamente correctos, porque solo nos importan las personas sin distinción de credo político o religioso”.

Link: http://noticias.lainformacion.com/deporte/futbol/la-camiseta-del-valladolid-uniforme-de-los-actos-solemnes-en-sierra-leona_nNtsAoUY18y1XxVCqFseP3/


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1 comentarios:

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Anónimo
admin
24 de octubre de 2014, 23:16 ×

Orgulloso de haber recibido clases de esta gran persona.

Congrats bro Anónimo you got PERTAMAX...! hehehehe...
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