Bento Gonçalves es una pequeña ciudad del interior de Brasil que tuvo el honor de dar la bienvenida al mundo el 11 de junio de 1973 a Arilson Gilberto da Costa, un fuerte centrocampista que inició su andadura futbolística en el Clube Sportivo de su ciudad natal con sólo 17 años. Su rápido desarrollo hormonal le hacía parecer mucho mayor de lo que en realidad era, hecho que a buen seguro influía en el subconsciente del entrenador propiciándole muchos más minutos de los que en realidad se merecía.
Pasadas 4 campañas desde su debut, era el momento de dar un paso hacia adelante, por lo que aceptó sin dudarlo una propuesta del popular Gremio de Porto Alegre para seguir progresando. Únicamente 2 temporadas fueron suficientes para que un hábil representante embaucase al Kaiserslautern alemán con falsas promesas de que Arilson Gilberto da Costa era el técnico centrocampista no exento de potencia que andaban buscando y que a la postre terminarían fichando. Después de pasarse casi toda la campaña 95/96 entre la grada y el banquillo, los alemanes se percataron de que dicho representante mentía más que hablaba.
De regreso a su país pasó por clubes de cierto prestigio como son el Internacional, Palmeiras y nuevamente el Gremio, llegando a conseguir (mediante soborno, sin duda) una internacionalidad con la canarinha que le valió para fichar por el Real Valladolid y de la que vivió el resto de su vida deportiva. En la capital castellana coincidió con Dragan Isailovic y logró participar nada menos que en 5 partidos de liga y alguno más de copa, casi siempre supliendo al ex-madridista Rodrigo. Su ineptitud puso en evidencia que las muchas lesiones que sufrió en esa temporada 99/00 no fueron el motivo por el que el míster Gregorio Manzano prescindió de sus servicios siempre que pudo.
Con tanto tiempo libre los fines de semana, el muchacho se entretenía como buenamente podía en la siempre alegre noche pucelana. Sin embargo, en una ocasión, entre copa y copa a la salida de un pub sintió ese intenso frío tan típico de la meseta. Como no le apetecía nada ir caminando hasta el siguiente garito se le ocurrió la feliz idea de coger el coche con tan mala suerte que un peatón se cruzó en su camino y terminó llevándoselo por delante. El accidente le causó a dicho transeúnte serias heridas de las que, afortunadamente, más tarde se recuperaría.
Poco después de este desagradable incidente se desvincularía del equipo blanquivioleta, ocupando su vacante "el inseminador" Ivan Kaviedes y un año más tarde el siempre simpático Shoji Jo. El regreso a Sudamérica le sirvió para jugar dos años con el Universidad de Chile, más tarde con el Campo Bom, La Portuguesa, el Independiente de Santa Fé, Fluminense, de nuevo Gremio, Mogi Mirim, Cidade Azul y por fin el São Luiz de Ijuí en donde permanece en la actualidad retrasando innecesariamente su retirada del fútbol profesional.
Link: http://www.renaldinhos.com/2008/08/arilson-gilberto-da-costa.html
Pasadas 4 campañas desde su debut, era el momento de dar un paso hacia adelante, por lo que aceptó sin dudarlo una propuesta del popular Gremio de Porto Alegre para seguir progresando. Únicamente 2 temporadas fueron suficientes para que un hábil representante embaucase al Kaiserslautern alemán con falsas promesas de que Arilson Gilberto da Costa era el técnico centrocampista no exento de potencia que andaban buscando y que a la postre terminarían fichando. Después de pasarse casi toda la campaña 95/96 entre la grada y el banquillo, los alemanes se percataron de que dicho representante mentía más que hablaba.
De regreso a su país pasó por clubes de cierto prestigio como son el Internacional, Palmeiras y nuevamente el Gremio, llegando a conseguir (mediante soborno, sin duda) una internacionalidad con la canarinha que le valió para fichar por el Real Valladolid y de la que vivió el resto de su vida deportiva. En la capital castellana coincidió con Dragan Isailovic y logró participar nada menos que en 5 partidos de liga y alguno más de copa, casi siempre supliendo al ex-madridista Rodrigo. Su ineptitud puso en evidencia que las muchas lesiones que sufrió en esa temporada 99/00 no fueron el motivo por el que el míster Gregorio Manzano prescindió de sus servicios siempre que pudo.
Con tanto tiempo libre los fines de semana, el muchacho se entretenía como buenamente podía en la siempre alegre noche pucelana. Sin embargo, en una ocasión, entre copa y copa a la salida de un pub sintió ese intenso frío tan típico de la meseta. Como no le apetecía nada ir caminando hasta el siguiente garito se le ocurrió la feliz idea de coger el coche con tan mala suerte que un peatón se cruzó en su camino y terminó llevándoselo por delante. El accidente le causó a dicho transeúnte serias heridas de las que, afortunadamente, más tarde se recuperaría.
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