Patri se perdió la única final deportiva de su vida con el Real Valladolid ante el Real Madrid

El 14 de junio de 1989 el Real Valladolid disputaba frente al Deportivo de La Coruña el encuentro de vuelta de semifinales de Copa del Rey. Por aquellas fechas, el Coruña —que así se llamaba— del presidente Lendoiro y del entrenador Arsenio Iglesias se encontraba en Segunda división y la machada la había logrado ya alcanzando esta ronda. En Riazor, un gol del brasileño Raudnei situó las opciones reales de acceder a la final de la escuadra coruñesa. Pero quedaba el segundo partido en el José Zorrilla. Tres mil gallegos se desplazaron hasta Pucela y, como no, se dejaron oír. El partido estuvo marcado por la tensión, la lucha y la dureza implícita. Lo mismo que en la ida.

El Valladolid de Vicente Cantatore había concluido el campeonato en una muy digna sexta posición pero para el Deportivo era la primera vez que se acercaba a la cima. Luego los tiempos cambiarían y el Superdepor comenzaría a poblarse de estrellas y algún título en su etapa más gloriosa.
Con arbitraje de Soriano Aladrén, ferozmente criticado por ambos bandos pero más por el gallego que llegó a quejarse a la Federación, al Colegio de Árbitros y al Consejo Superior de Deportes, el Valladolid hizo la machada. Un gol en el minuto 83 de Albis daba el empate y otro del malogrado Manolo Peña, en la prórroga, el pase al Valladolid a la gran final.

Antes, alguna cosa reseñable. En el minuto 17 y en un balón dividido, el deportivista Ramón tuvo que retirarse del terreno de juego por un encontronazo con Patri que le produjo una herida de veinte centímetros en la pierna. No existían por entonces las espinilleras y, al parecer, el corte fue provocado por un rasguño de un taco en mal estado. La cuestión es que Soriano no señaló tarjeta ni siquiera indicó falta. Un jovencito Fran ya desplegaba sus artes en el Deportivo, y también fue fruto, según dijeron desde Coruña, de muchas acciones violentas. El caso es que Soriano solo mostró una amarilla al blanquivioleta Fernando Hierro.

Como el hijo pródigo, tras su paso por el Binéfar y el Ávila, Patri fue reclamado por Cantatore para hacer de carrilero en la banda derecha. El de Villaba de los Alcores había jugado siempre en categorías inferiores en posiciones más avanzadas, extremo o en banda, así que tenía un aceptable trato del balón y eso lo supo explotar el técnico chileno en la salida desde atrás. Los que le conocieron siempre le resaltaron como el futbolista más determinante de esos años de excelente cantera.

Pero volvamos al hecho. La reacción de Lendorio y su queja por la lesión de Ramón llegó hasta el periodista José María García que, plenipotenciario en las ondas por entonces, hizo una campaña ante todas las instancias para lograr que a Patri se le impusiera un severo castigo de cinco partidos. Su argumento, la cantinela también nos recuerda a otros tiempos: «Siempre se beneficia a los grandes en contra de los pequeños». Aquí como grande señalaba al Valladolid y como pequeño al Coruña. En la ciudad herculina llegaron a colgar carteles con la cara de Patri y la leyenda más propia de películas del Oeste de 'Se busca'. Ver y oír.

Así que Patricio Sánchez, Patri, se perdió la única final que pudo disputar en su vida deportiva ante el Real Madrid. El Valladolid también dejó escapar la posibilidad de que fuera éste, y no el yugoslavo Miljus, el que defendiera el carril derecho por el que entró como cuchillo en mantequilla el tempranero gol del madridista Gordillo que dio el triunfo al Real Madrid en aquella calurosa tarde de últimos de junio en el Vicente Calderón. Tal vez, con Patri en el campo más Alberto López («que estaba como un tiro, las metía hasta desde el taxi, pero Cantatore decidió no alinearLE en el once», según relata el defensa), el Pucela hubiera levantado un importante título: la Copa del Rey de 1989. Pero nada de eso sucedió.

Link: http://realvalladolid.elnortedecastilla.es/noticias/2012-12-17/patri-perdio-final-201212171006.html

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