En Villarreal saben que su diamante en bruto está aumentando su valía en Castilla y que su portero, Asenjo, está cedido por el Atlético de Madrid. Por eso parece que de momento la llave para que Mariño no salga de Zorrilla la tiene el espigadísimo belga. Si Thibaut sigue el curso que viene en el Calderón, seguramente Sergio Asenjo haga lo propio en Villarreal. No habría movimiento, pues, y Pucela podría seguir aplaudiendo a su número 13.
Si finalmente el Chelsea (o algún otro equipo con interés en hacerse con Courtois) se lleva al portero del Calderón, se iniciará un efecto dominó nada interesante para los intereses del Valladolid. La portería colchonera quedaría desguarnecida, así que haría falta un nuevo arquero. Asenjo, curtiéndose tras pasar un par de temporadas sin apenas protagonismo, sería una magnífica apuesta. Su llegada, al estar jugando en Villarreal bajo préstamo, no sacaría un euro de las debilitadas arcas atléticas.
Si Thibeaut sigue el curso que viene en el Calderón, seguramente Sergio Asenjo haga lo propio en Villarreal
Entonces, el palentino volvería a orillas del Manzanares y quienes no tendrían cubierta la portería serían los de amarillo. El Submarino, si no viola las leyes de la lógica, echará la caña en el Pisuerga. Unos 300.000 euros bastarán para que retorne, con más minutos a sus espaldas y más madurez en sus guantes, Diego Mariño.
La patata caliente, tras viajar de Madrid a Castellón, se instalaría en la capital de Castilla y León. Pucela diría adiós a un Mariño que está dando una lección de atributos bajo palos. Con esos miles de euros en sus manos, los despachos deberían invertirlos en otro meta de calidad para hacer olvidar de la mejor manera posible a su gallego predecesor.
El día de mañana
Muy bien se tiene que dar la búsqueda para conseguir un cancerbero que no baje el nivel mostrado por Mariño. Aunque, quién sabe,estas cábalas podrían no darse nunca. Courtois podría firmar por el Atlético varios años, así que tal vez Asenjo haga lo propio por el Villarreal. Esta estabilidad sería bien recibida en Zorrilla, ya que alargaría la estancia del protagonista de estas líneas en sus porterías.
Aunque este periodo se prolongue, tarde o temprano los castellonenses llamen a su puerta. Le darán la alternativa a ese portero formado en casa pero curtido fuera. Ese portero que durante un año, tal vez dos, quién sabe si tres, a lo mejor cuatro o cinco en el mejor de los casos, no dejó de dar alegrías al Real Valladolid.
El Pucela sabe que, como buen equipo modesto que es, los buenos jugadores no suelen durarles mucho tiempo. Esto no impedirá que cuando Diego Mariño diga adiós desde el tren que lo lleve a otras tierras, el Real Valladolid le diga adiós con un pañuelo, como esa amante que despide a un ser querido que tal vez nunca vuelva.

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