Real Valladolid 2013: las decepciones del año


Repaso anual del Real Valladolid. Las decepciones más importantes del 2013, pasando por la dificultad de Juan Ignacio Martínez con el conjunto blanquivioleta, y en especial con jugadores como Omar, Osorio y Heinz, muy lejos de su nivel.


El Real Valladolid ha superado un año de altos y bajos, con jugadores más en forma y otros alejados de su mejor nivel. En VAVEL repasamos cuales han sido las decepciones del curso 2013, tras lograr la salvación en la temporada que finalizó, y continuar peleando por ella en la que comenzó. Estas han sido las decepciones.

Un canario apagado

Muchas eran las expectativas que se habían puesto en Omar Ramos después de las buenas sensaciones que había generado la campaña pasada en el plantel pucelano. Si bien es cierto que en más de una ocasión se le acusaba su irregularidad o su falta de acierto de cara a portería, la llegada del extremo canario a las filas del conjunto albivioleta supuso una auténtica bocanada de aire fresco de cara a suplir las bajas para dicha campaña de Nauzet Alemán y de Sisi. El tinerfeño se hizo de inmediato con la titularidad en la banda izquierda, siendo una de las principales bazas de los pupilos dirigidos por aquel entonces por Miroslav Djukic debido a su velocidad endiablada, su facilidad para desbordar a sus contrincantes y su visión de juego a la hora de habilitar a sus diferentes compañeros en la posición adecuada para perforar la red de sus adversarios.
La afición del José Zorrilla quedó más que satisfecha con el rendimiento mostrado por el futbolista procedente del Huesca en calidad de cedido en la temporada que suponía el regreso del Real Valladolid a la máxima categoría del deporte rey a nivel nacional, la cual se saldó de manera exitosa al asegurar la permanencia un año más a falta de pocas jornadas de la finalización del campeonato doméstico. La ilusión que el jugador exhibió en todo momento por permanecer en la capital de Castilla, junto con la convicción del nuevo cuerpo técnico capitaneado por Juan Ignacio Martínez y del resto de la directiva hicieron que se realizara una buena inversión para que el chicharrero militara durante los tres próximos cursos en el club presidido por Carlos Suárez.
Omar afrontaba así una nueva etapa en el cuadro blanquivioleta, sobre todo teniendo en cuenta la trascendencia que se le había dado a su figura como consecuencia de la grata impresión que generó en el transcurso de la pasada campaña a orillas del Pisuerga. Se presuponía que el papel que debería desempeñar a lo largo de todo el año tendría que ser de una enorme relevancia, haciendo que el flanco zurdo del ataque pucelano se convirtiera una vez más en una de las mayores preocupaciones de los rivales llegado el momento de encarar el envite correspondiente ante los vallisoletanos. El canario comenzó siendo titular indiscutible, llevando a cabo una excelente actuación en la segunda mitad del duelo contra el Getafe en tierras castellanas que permitió a los pupilos de Juan Ignacio obtener los primeros tres puntos de la Liga BBVA al vencer por la mínima a los azulones en la tercera cita de la competición.
La parroquia pucelana esperaba que el espectáculo futbolístico brindado por el tinerfeño no fuese un mero espejismo y se sucediera a lo largo de varios encuentros consecutivos, puesto que tanto el equipo en general como el jugador en particular necesitaban disponer de la mayor confianza y entereza posibles en lo que hace alusión al aspecto  puramente anímico. No obstante, los castellanos siguieron generando muchas dudas en su juego al parecer que no terminaban de acoplarse a los esquemas tácticos diseñados por el nuevo entrenador y sus diversos ayudantes. Por lo que respecta a Omar Ramos, fue condenado a la suplencia merced al magnífico estado de forma de Zakarya Bergdich y al entusiasmo mostrado por Valdet Rama cada vez que saltaba al terreno de juego para defender con mucha casta la zamarra albivioleta.
No cabe duda de que el jugador nacido en Santa Cruz de Tenerife posee unas cualidades únicas a la hora de encandilar a los amantes del balompié con su habilidad para conducir el esférico pegado a su bota izquierda, tratando de emular en este sentido a grandes astros del deporte rey como Diego Armando Maradona o Leo Messi. Sin embargo, también ha demostrado en múltiples ocasiones que su relajación o pasividad en el campo le pueden costar muy caro tanto a nivel personal como colectivo. De momento, Bergdich se ha ganado el cariño de los espectadores vallisoletanos gracias a su coraje, su entrega y su pundonor en todos los choques en los que el míster cuenta con sus servicios. El mismo argumento se le puede aplicar a Rama, un futbolista que está pidiendo a gritos disponer de la posibilidad de convencer aún más a propios y extraños entrando con más frecuencia en el once inicial del conjunto castellano.
Por lo que Omar deberá enfundarse el mono de trabajo, dejar de lado los fantasmas que le han atormentado en estas últimas semanas y devolver con su juego la confianza que el público y el Real Valladolid han depositado en él desde que se hiciera oficial su fichaje en el periodo estival. Aptitudes tiene más que suficientes para cumplir dicho cometido, simplemente ha de mejorar su actitud para que esta combinación sea imparable.

Juan Ignacio no dio con la tecla

El fichaje de Juan Ignacio llegaba avalado de los grandes resultados logrados en el Levante, pero con la incógnita de si sería capaz de continuar con la trayectoria de juego que llevaba el Real Valladolid. El técnico alicantino siempre había logrado un excelso rendimiento en todos los conjuntos que había dirigido, practicando un fútbol exquisito con el Cartagena, y uno más tosco con el equipo levantino.
Sin embargo, Juan Ignacio no ha logrado la conjunción entre buen juego y resultados. Cuando su equipo ha conseguido practicar el fútbol de toque, el marcador no ha sido positivo; y cuando ha logrado sus mejores resultados, ha sido siendo más defensivo que otra cosa. Tan solo está el choque ante el Celta, el mejor hasta la fecha de Juan Ignacio Martínez al frente del Real Valladolid, como nota dispar de esta ecuación.
A pesar de ello, el técnico pucelano tiene crédito a orillas del Pisuerga, y goza con la confianza de la directiva y buena parte de la afición. con el nuevo año, y dos de sus mejores jugadores recuperados (Óscar y Víctor Pérez), deberá volver a tomar la senda del triunfo, y escalar poco a poco puestos en la tabla, para que la decepción que ha significado hasta ahora, se torne en satisfacción al lograr el objetivo.

Heinz, el fichaje estrellado

Heinz Barmettler aterrizó en el Real Valladolid en verano, tras un periodo de prueba que superó con fiabilidad. De esta manera convenció a la secretaría técnica albivioleta de que era un central capaz de demostrar su nivel en Primera División. Nada más lejos de la realidad, el defensor suizo-dominicano ha sido incapaz de disputar minuto alguno en Primera División, actuando tan solo en dos compromisos amistosos como fueron el Trofeo Ciudad de Valladolid y la Copa Castilla y León.
Su bajo nivel, junto a la lesión que le ha mermado en el final de año, le convierten en el peor fichaje del conjunto pucelano, comparable a otros fichajes de años pasados como Neira o Keita. Al parecer, cada año a orillas del Pisuerga hay un jugador que no da la talla, y se convierte en el fichaje estrellado del curso.
En esta ocasión, es el central de origen suizo el que se ha ganado este título honorífico, dejando muy mermada la zaga pucelana que tan solo cuenta con dos centrales puros. El propio Alberto Marcos afirmó que “se equivocaron” a la hora de ofrecerle un contrato profesional, pues durante la pretemporada vieron detalles de Heinz, que no ha sido capaz de volver a demostrar.

El letargo de Rukavina

Uno de esos jugadores que en la presente temporada no está mostrando un nivel tan alto como el que acostumbraba es Antonio Rukavina. Si bien el lateral serbio no incide nunca en aspectos negativos muy destacables, como puede ser un fallo garrafal y puntual, sí es notoria la caída de su rendimiento hasta convertirse en un jugador que casi nada aporta en ataque y cumple en defensa con la ley del mínimo esfuerzo. Se ha convertido en un jugador plano que a menudo adolece de una falta de intensidad que le hace fallar en conceptos tan fáciles que se convierten en errores de bulto. Hablamos de pases cortos, fallo en marcas defensivas o simplemente mala colocación que hacen de él un jugador mediocre; algo que ha demostrado no ser en numerosas ocasiones.
La temporada pasada, con su compatriota Djukic, fue uno de los futbolistas que más minutos disputó en toda la Liga BBVA. Rukavina solo se perdió un partido de los 38 que componen la competición doméstica; el ciclo de cinco amarillas fue el elemento que se cruzó en su temporada perfecta en lo que a minutos se refiere. Esta temporada, con Juan Ignacio Martínez al mando, su minutos de juego han bajado ostensiblemente. En gran parte porque esta campaña ha llegado a Valladolid un recambio en su puesto con el que no se contaba la temporada pasada: Gilberto ‘Alcatraz’ García.
En los últimos encuentros de 2013 el lateral serbio ha recuperado la titularidad porque a pesar de no estar al nivel del año pasado rinde mejor que su competidor por el puesto. Una de las facetas que echa de menos este Valladolid es la dupla que formaba junto a Ebert. Sus combinaciones en banda derecha se tradujeron en muchos de los goles que marcó el equipo en su regreso a primera con Djukic.

Osorio no encuentra su lugar

El delantero colombiano se perfila como uno de los fichajes accidentados de las últimas temporadas. Quizá no tan estrepitoso como Saná, Heinz o Razak pero el chico se las trae. Con el cartel de estrella, goleador insaciable en competiciones cuyo nivel anda a años luz de la nacional, como la peruana o la segunda argentina, vino a España después de una larga historia que dejaba multitud de titulares. Tan pronto había volado a Valladolid como aún seguía en el San Martín de San Juan. Su ficha, según se leía en diversos medios, ascendía a millón y medio de euros. Alguno se temía ya que el sudamericano fuese a suponer un gran desembolso para las ateridas arcas pucelanas.
Resueltos los problemas, su cesión se sustantivó y el joven Humberto Osorio probaba suerte en una liga de tan suma importancia que es designada como la mejor liga del mundo. En sus primeros partidos con la elástica blanquivioleta fue absuelto de culpa alguna alegando la falta de rodaje y el periodo que todo futbolista ha de tener para adaptarse, lo que ahora los modernos llaman “periodo de adaptación” y que a algunos grandes como Ibrahimovic les duró todo su periplo por el Barcelona o el club de turno en el que caigan.
Este atacante ha visto cómo no lo tiene fácil a orillas del Pisuerga. Guerra está en un estado de forma excepcional y de este modo el colombiano compite por un puesto contra tipos como Larsson y su intensidad y su juego sin balón; Óscar, con su magia y su varita, e incluso Manucho, si el técnico opta por el ariete corpulento como recurso.
La competencia es dura, así que Humberto tiene que apretarse los machos y mostrar esas cualidades que los ojeadores castellanos percibieron para ligarlo a la disciplina de Zorrilla. Osorio tiene ante sí el reto de demostrar a esos aficionados que tanto sufrieron en el verano a causa de las dificultades para su contratación que este padecimiento valió la pena.
En conclusión, la estrella del Valladolid, de momento, está estrellada. Un gol a la remanguillé contra el Málaga es lo único que ha podido hacer en 9 encuentros. No cuenta demasiado para Juan Ignacio Martínez aunque todo simpatizante del club castellano espera que empiece el 2014 con el pie derecho. En cuanto a su acierto de cara a puerta, que marque goles con cualquiera de los dos porque el caso es que los marque.

El lastre de los horarios

Eso de que el fútbol se juega a X hora en X estadio ya está inventado. Al parecer, el tradicional domingo a las 17:00 es un horario inadecuado, ya que las oficinas de la Liga están enviando a los partidos a momentos cada vez más intempestivos, como las noches de un viernes o de un lunes. Esta designación está haciendo mucho daño a los equipos y a sus aficionados, que al fin y al cabo son quienes sustentan a la LFP.
El Valladolid cuenta con una afición, aunque duela decirlo, de las que podrían catalogarse como "frías". Los castellanos no son muy dados a llevar en volandas a los suyos, necesitan estímulos para hacerlo. Si el equipo no juega bien o las cosas no marchan, los socios no acostumbran a jalear a sus chicos hasta dejarse la garganta. A esta falta de calor en las gradas se unen los inadecuados, por no decir infames, horarios que la Liga designa cada fin de semana. No es solo el caso del Pucela, sino que a todos los clubes de Primera les toca lidiar con decisiones irracionales.
Hace un par de semanas los de Zorrilla jugaron bajo un frío glaciar un lunes a las 22.00 ante el Celta. El estadio recogió la peor afluencia de la historia, con menos de 7000 almas. Para colmo, la niebla no tardó en caer y dificultó sensiblemente la visibilidad para los espectadores. El resultado del partido, de 3-0 a favor de los locales, indica que al menos a los jugadores no les afecto en demasía. No deja de ser un señor despropósito, ya que para los aficionados celestes Valladolid es el desplazamiento más próximo y podrían hacer un viaje. Pero no. El infame horario frustró la llegada de gallegos, lo cual impide que el sector servicios de la ciudad recibe unos ingresos en el sector servicios que siempre son de agradecer.
¿Cómo va a funcionar el fútbol en este país si los estadios están vacíos, ya no de aficiones visitantes, sino de las propias? Nadie se explica estas decisiones, y los perjudicados son los equipos pequeños que necesitan como el comer el ánimo de su hinchada. El Pucela no es una excepción. Sabe que debe convertir su feudo en un fortín inexpugnable, y para ello es preciso que no haya butacas vacías sino espectadores con ganas de ayudar a sus jugadores.
Las horas en las que se disputan los encuentros no invitan a pensar que Zorrilla cuente con una entrada considerable, así que todo está en las manos de los futbolistas. De los futbolistas y de esa fiel masa social de unas 9000 personas que no fallan a su Valladolid haga frío o calor. El esfuerzo común de ambas partes puede ser definitivo para mantener a los castellanos en Primera, aunque sea a costa de seguir sufriendo horarios sin sentido
Link: http://www.vavel.com/es/futbol/real-valladolid/313205-real-valladolid-2013-las-decepciones-del-ano.html
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