Que fue de... Ciric

Hoy en día no ha olvidado sus lazos con nuestro país y, en Zemun (perteneciente a Belgrado), ha abierto un restaurante de cocina española bajo el nombre de “El Milagro” y con ayuda de cocineros españoles. Quién sabe, quizás la perla de los Balcanes era un apodo que recibía por su arte en la cocina y no en el césped.

La perla de los Balcanes. Con este sobrenombre se conocía al protagonista de la sección de esta semana de Mercafutbol, Dragan Ciric. El ya ex jugador, natural de Belgrado (Serbia) llegó a nuestra Liga en verano del 1997 aterrizando en el Barcelona que Louis van Gaal estaba construyendo tras la temporada de Bobby Robson y Ronaldo. No fueron pocos los jugadores que llegaron, y que llegarían, con el holandés en el banquillo culé y, entre tantos (algunos de los cuales ya han pasado por nuestra sección) se encuentra el centrocampista serbio.
Sin que sirva como argumento para la excusa y para contextualizar, nos encontramos en unos años en los que el fútbol que prometía mucho futuro era el de los Balcanes. Vigente la ‘ley Bosman’, que ayudó mucho a la llegada a nuestra Liga de jugadores con argumentos para protagonizar la presente sección, jugadores serbios (entonces yugoslavos) y croatas con la etiqueta de “la perla de los Balcanes” (o similar) empezaron a brotar como setas. Alguno sí que llegó a merecerse la etiqueta, otros…
Otros nunca llegaron a justificarla, o nadie pudo pulirlas como se debía, como diamantes en bruto sin que se quedarían en bruto. Éste debió ser el caso de Dragan Ciric, fichado por el entonces presidente Josep Lluís Núñez y su junta. Porque ni Robson, técnico de la anterior temporada, ni Van Gaal conocían a Ciric, sino que la recomendación de su fichaje llegó por medio del vídeo. De hecho, Van Gaal conoció al jugador en el primer entrenamiento.
A su llegada la afición azulgrana esperaba un jugador de banda (derecha) con regate y gol. Pero ni uno ni lo otro. La historia entre el Barça y el jugador se resume en 26 partidos y 0 goles en 2 temporadas, y la mayoría de esos partidos que jugó lo hizo saliendo desde el banquillo. En otras palabras, fue una perla que engalanó el banquillo culé. Sólo se le recuerda un gol en los dos primeros años que pasó en España, un bonito gol, pero fue en un partido contra la droga.
Con todo, el Barcelona no lo vendió a las primeras de cambio sino que el serbio completó dos temporadas en la disciplina culé, por lo que mientras Ciric seguía sin demostrar la calidad que se le esperaba iba ampliando su palmarés con dos Ligas, una Copa del Rey y una Supercopa de Europa, títulos a los que se debía añadir las cuatro ligas que había ganado con el Partizan antes de fichar por la entidad del Camp Nou. Quizás un detalle de su calidad está en que sólo fue convocado en cuatro ocasiones por la selección de su país, la última en 1997, el año de su fichaje por el Barcelona.
En verano de 1999 fue traspasado al AEK de Atenas, donde en la única temporada que estuvo tampoco demostró ser merecedor de la etiqueta de “perla de los Balcanes”. Eso sí, marcó 10 goles en 26 partidos, unas cifras que quizás convencieron a la directiva del Valladolid para ficharlo en verano de 2000. Estuvo cuatro temporadas en Pucela, pero tampoco pasará a la historia de la entidad blanquivioleta, con cuatro goles en 51 partidos. Al final, en 2004 regresó al Partizan donde jugó una temporada antes de colgar las botas.
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