Un grave error del guardameta pucelano en el tiempo de prolongación del Valladolid-Betis de la temporada pasada fue aprovechado por el canario para dar la victoria a los verdiblancos
Para Jaime Jiménez, el Betis no es un rival cualquiera. Corría el mes de febrero de 2011 cuando su equipo, el Elche, tenía que visitar el Benito Villamarín. Era un partido más dentro de los muchos que se disputan en Segunda división, pero no para el manchego, pues el traspaso de Willy Caballero al Málaga le había abierto por fin las puertas de la titularidad tras dos años a la sombra del argentino. Y su actuación no pudo ser más agraciada, ya que su equipo se impuso con autoridad en el Heliópolis (1-4) y él detuvo un penalti a Emana cuando el electrónico reflejaba un 0-1. Pero si aquel día fue el héroe, la siguiente vez que se enfrentó al Betis fue el villano. Fue la temporada pasada y las circunstancias habían cambiado por completo, ya que entonces defendía los colores del Valladolid y el choque, celebrado en el José Zorrilla, correspondía a la Primera división. Tras noven-ta minutos de mucho respeto y pocas ocasiones, ambos equipos parecían dar el empate por bueno, pero en el tiempo de prolongación Jaime dejó escapar un balón aparentemente inofensivo dentro del área y Rubén Castro no desaprovechó el regalo para hacer el 0-1 definitivo. Aquel tanto hundió moralmente al cancerbero, que perdió el puesto sólo unas semanas después. Ahora, año y medio después, quiere desquitarse.
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Para Jaime Jiménez, el Betis no es un rival cualquiera. Corría el mes de febrero de 2011 cuando su equipo, el Elche, tenía que visitar el Benito Villamarín. Era un partido más dentro de los muchos que se disputan en Segunda división, pero no para el manchego, pues el traspaso de Willy Caballero al Málaga le había abierto por fin las puertas de la titularidad tras dos años a la sombra del argentino. Y su actuación no pudo ser más agraciada, ya que su equipo se impuso con autoridad en el Heliópolis (1-4) y él detuvo un penalti a Emana cuando el electrónico reflejaba un 0-1. Pero si aquel día fue el héroe, la siguiente vez que se enfrentó al Betis fue el villano. Fue la temporada pasada y las circunstancias habían cambiado por completo, ya que entonces defendía los colores del Valladolid y el choque, celebrado en el José Zorrilla, correspondía a la Primera división. Tras noven-ta minutos de mucho respeto y pocas ocasiones, ambos equipos parecían dar el empate por bueno, pero en el tiempo de prolongación Jaime dejó escapar un balón aparentemente inofensivo dentro del área y Rubén Castro no desaprovechó el regalo para hacer el 0-1 definitivo. Aquel tanto hundió moralmente al cancerbero, que perdió el puesto sólo unas semanas después. Ahora, año y medio después, quiere desquitarse.
Noticia: ESTADIO DEPORTIVO
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