Pape, un diamante que se escapa de Zorrilla

Marcos encauzó la renovación del caterano, pero Suárez no llegó a un acuerdo final con el mediocentro senegalés

El nombre de Pape Assane Mbodji (Rufisque, Senegal, 1997) lleva levantando expectación en el Real Valladolid desde el año 2010. Considerado un diamante futbolístico, el club ha esperado en vano a que el mediocentro pudiera ocupar ficha en el primer equipo.La legislación de la FIFA –que restringe la contratación de futbolistas extranjeros menores de edad– lo impidió en primera instancia. El Real Valladolid le alzó a los entrenamientos del primer equipo en enero de 2013, cuando Pape solo contaba con 15 años, por si lograba sortear la normativa internacional. Miroslav Djukic le veía preparado para debutar en Primera División. Alberto Marcos dijo entonces: «Pape es uno de los que marcan diferencias». Pero, finalmente, el club se resignó a esperar: cuando cumpliese 18 años, en septiembre de 2015, desaparecerían las trabas legales. Sin embargo, el prometedor Pape no debutará ya con el Real Valladolid. La negociación para ampliar su contrato, que expiraba al final de esta temporada, se ha roto de manera estruendosa. El acuerdo estaba encauzado, pero saltó por los aires como consecuencia del enfrentamiento entre el presidente blanquivioleta, Carlos Suárez, y sus representantes, Luis Perote –que además es su tutor legal– y Gonzalo Arguiñano. Pape se ha marchado a Senegal a la espera de encontrar otro equipo donde despuntar.

Pape y sus agentes confiaban en ampliar la vinculación con el Real Valladolid. También, la dirección deportiva del club, que ha encabezado Alberto Marcos hasta la llegada de Braulio Vázquez. Todos hablaban en el mismo idioma. Las cuatro reuniones se sucedieron sin complicaciones durante los últimos meses, pero el contrato nunca cristalizó, algo que incrementó la inquietud del futbolista.

En noviembre de 2013, el Real Valladolid llegó a un acuerdo para que Pape compitiese con el Villa de Simancas, en Primera Regional, categoría a la que no afecta la reglamentación de la FIFA. El mediocentro senegalés seguiría trabajando con el primer equipo blanquivioleta, pero se incorporaría los viernes al conjunto simanquino para efectuar una última sesión de trabajo y preparar el choque del fin de semana. «Con nosotros solo jugó cuatro partidos y no destacó lo que debía haber destacado por su calidad», recuerda Diego Macón, el técnico del Villa de Simancas. «Estaba más pendiente de su renovación con el Real Valladolid. Siempre me decía:‘A ver si firmo y me centro de una vez’. Pero la renovación no llegaba. Creo que no estaba muy motivado para jugar en esa categoría, aunque con nosotros tuvo un trato muy bueno. La mezcla era difícil», añade Macón, quien señala que recibió más ayuda de los responsables deportivos del Real Valladolid que de los agentes del jugador. «Sus representantes querían que tuviera un trato diferente al resto de los futbolistas y yo no podía consentirlo. Alberto Marcos me dijo que, si no se adaptaba, no había problema para que volviera al Real Valladolid y que nosotros nos centráramos en lo nuestro».

Tras el parón navideño, Pape abandonó el Villa de Simancas. En Zorrilla tampoco tuvo problemas con sus compañeros. «Dentro del vestuario, siempre cayó muy bien», relata Javier Baraja, el capitán blanquivioleta en las últimas temporadas. «Intentamos ayudarle dentro de lo que pudimos y él puso de su parte para que el nivel de entrenamientos fuese bueno. Estaba fastidiado, como todos los que no juegan, pero tenía claro que se trataba de una cuestión federativa y no meramente deportiva. Imagino que ahora buscará la mejor opción para su futuro».

Durante los primeros meses de 2014, la negociación para renovar a Pape se encauzó. Sus agentes llegaron a acuerdos verbales con la dirección deportiva del Real Valladolid. Todo estaba definido, a excepción de algunas cláusulas menores, como la cantidad que sus agentes pretendían a mayores para cumplir compromisos con la familia de Pape y con la Academia Moussa Diop, de donde fue captado el futbolista. Estas cantidades parecían irrisorias: 5.000 euros. Las dos partes se dieron el OK el pasado mes de febrero, a expensas de los flecos. La operación favorecía a todos. Al Real Valladolid porque se garantizaba la continuidad de un diamante cada vez más pulido, a la espera de que cumpliese los 18 años y pudiese debutar con la plantilla profesional y demostrar sus condiciones de mediocentro total. A sus agentes porque se guardaban el 40% de un futuro traspaso. Y al futbolista porque se aseguraba el futuro cercano en el club que apostó por él en Europa.

Sin embargo, Carlos Suárez entró en escena y todo se torció. El presidente blanquivioleta, enfrentado a Gonzalo Arguiñano y Luis Perote, quiso negociar directamente con el senegalés. Le llamó a su despacho y le ofreció renovar por las condiciones pactadas –que suponían un incremento de su ficha– pero sin la intervención de sus agentes. Carlos Suárez no quería de ninguna manera que Arguiñano y Perote participasen en la operación. El problema radicaba en que Luis Perote es también su tutor legal en España y Pape sigue siendo un menor de edad.

En contra de lo que esperaba el presidente, Pape no aceptó la propuesta. Las conversaciones previas entre Alberto Marcos y los agentes del jugador se convirtieron en papel mojado. Pape, frustrado, se volvió a Senegal. El Atlético de Madrid apareció como un posible destino, pero personas vinculadas al club con las que el jugador mantiene buena relación descartan de manera categórica que vaya a recalar allí. El diamante del Real Valladolid seguirá su proceso de tallado en otro equipo. Al final, Zorrilla no le verá debutar como blanquivioleta.

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