El Real Valladolid cuenta esta temporada de cinco en cinco y está virando llamativamente su rumbo, ya que estuvo cinco partidos consecutivos perdiendo que le hicieron caer al "sótano" de la tabla, y ahora lleva cinco encuentros sin ceder que le han colocado en puestos de promoción de ascenso.

En el pasado mes septiembre encadenó cinco derrotas seguidas y estuvo "clonando" los números que la pasada temporada le costaron la destitución al técnico vasco Gaizka Garitano.

Sin embargo, esta vez huyó de la agitación o el alboroto, la paciencia le ha sido rentable y ha tenido premio: "Hemos apostado por la calma porque merecía la pena confiar en Paco Herrera y en su trabajo", ha precisado a Efe el presidente del club, Carlos Suárez.

Herrera también ha puesto de su parte para esta espectacular rotación. "Desde hace cuatro semanas tengo clara la manera en la que quiero que jueguen mis jugadores porque tenemos un estilo definido y no vamos a cambiarlo nunca en función del rival", ha referido en las últimas horas el entrenador extremeño.

A su juicio, hay que mantener una idea y una personalidad porque "somos el Valladolid". Precisamente, esa frase fue el lema y la marca del último ascenso a Primera al termino de la campaña 2011/2012 de la mano de Miroslav Djukic.

Ese "Somos el Valladolid" implica que hay que salir a ganar cada partido y que, por encima de todo, está la personalidad del equipo. Es una especie de "aquí estoy yo" que desafía cualquier dificultad. Lo pretende, al menos.

Sin embargo, el proceso no ha sido tan fácil porque esta temporada ha estado "salteada" de picos y valles. El equipo vallisoletano comenzó con tres partidos plagados de buenos resultados y como candidato firme al ascenso pero todo se fue torciendo. Y mucho.

Tras ganar al Girona en Zorrilla no volvió a conocer el triunfo, ni el empate durante un mes, de modo que el equipo miraba la clasificación, el día 3 de octubre, desde la décimo octava posición de la tabla. Preocupante.

El punto de inflexión fue el sábado, 8 de octubre, con una victoria en Zorrilla ante el Alcorcón, ese choque también marcó "el pulso" de la afición que, sorprendentemente, recibió al equipo con aplausos pese a la larga secuencia de derrotas.

Y a partir de ahí, el equipo vallisoletano ya no ha perdido aunque incluso Paco Herrera había hablado aquella semana de su posible destitución. "Pase lo que tenga que pasar, puedo asegurar que me pillará trabajando", dijo.

Algo extraño o excepcional percibía la afición, ya que con el equipo asomándose al "balcón" del descenso existía la creencia generalizada de que este Valladolid podía remontar el vuelo en cualquier momento. Y así fue.

"El equipo está creciendo con gente muy joven, tenemos el decimonoveno presupuesto de la categoría y hay que tener calma pero estoy seguro que estos jugadores van a seguir creciendo y que este equipo puede darnos una alegría", ha subrayado Suárez, quien ha incidido siempre en "la implicación" de esta plantilla.

"El compromiso es muy superior al que había la pasada temporada y eso se nota", ha aseverado y, en efecto, la espiral de derrotas con la consiguiente ansiedad se ha roto de manera concluyente y rotunda.

De la misma opinión es uno de los capitanes, Javier Moyano, quien, además, ha destacado que la tranquilidad con la que se afrontaron aquellas cinco derrotas consecutivas les hizo mucho más fuertes. "Salimos de aquella situación muy fortalecidos".

Ni siquiera la lesión de su máximo goleador, José Manuel Arnáiz, o de su "hombre ancla", André Leao, han conseguido romper la dinámica ganadora porque Herrera ha dado con la tecla que ha hecho carburar al equipo, juegue quien juegue.

En ese punto está el equipo y con este "traje" de invicto jugará el próximo sábado en Elche. Allí, pase lo que pase, se romperá el aforismo del cinco, el número que está marcado la trayectoria del vigente Valladolid, que este año ha apostado fuerte por el temple y el sosiego hasta que salió su guarismo: el 5.

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