Entre sus hitos está el de ser el jugador más joven en debutar con el conjunto pucelano. Lo hizo con 16 años, cuando el equipo estaba en Segunda División, en el año 1977 en un Valladolid-Zaragoza. Desde entonces, Gail se convirtió en un fijo del Real Valladolid y fue uno de los artífices del ascenso a Primera División en la temporada 1979-1980, con Eusebio Ríos en el banquillo. Yademás, comenzó su carrera como delantero centro y acabó jugando en el Pucela como un espléndido defensa de cierre. Formó parte de la selección juvenil, sub 20 y sub 21.
Al Betis llegó en el verano de 1986, debutando el 27 de julio contra el Vilobí, en la semifinal del Trofeo de esa localidad catalana en la que el Betis realizaba la pretemporada. Su debut en partido oficial tuvo lugar el 7 de septiembre de 1986 en el Sánchez Pizjuán en un Sevilla 1 Betis 2 de la segunda jornada de Liga.
Sus 2 primeras temporas en el Betis fueron buenas, disputando casi todos los partidos, pero en la tercera temporada su carrera en el Betis se torció el 29 de octubre de 1989 en el Villamarín contra el Bilbao Athletic por una lesión de la que volvió a recaer el día que reapareció, el 14 de abril de 1990 en el Bernabéu contra el Castilla.
A la temporada siguiente una nueva lesión la que sufrió en diciembre de 1990 en el calentamiento del partido de Copa contra el Badajoz. Una grave lesión que le obligó a dejar la práctica activa del fútbol en enero de 1992.
Otro de los hechos por los que se recuerda a Luis Miguel Gail fue por convertirse en el último jugador en anotar un gol en el antiguo Estadio José Zorrilla, situado en el Paseo del mismo nombre.
Al Betis llegó en el verano de 1986, debutando el 27 de julio contra el Vilobí, en la semifinal del Trofeo de esa localidad catalana en la que el Betis realizaba la pretemporada. Su debut en partido oficial tuvo lugar el 7 de septiembre de 1986 en el Sánchez Pizjuán en un Sevilla 1 Betis 2 de la segunda jornada de Liga.
Sus 2 primeras temporas en el Betis fueron buenas, disputando casi todos los partidos, pero en la tercera temporada su carrera en el Betis se torció el 29 de octubre de 1989 en el Villamarín contra el Bilbao Athletic por una lesión de la que volvió a recaer el día que reapareció, el 14 de abril de 1990 en el Bernabéu contra el Castilla.
A la temporada siguiente una nueva lesión la que sufrió en diciembre de 1990 en el calentamiento del partido de Copa contra el Badajoz. Una grave lesión que le obligó a dejar la práctica activa del fútbol en enero de 1992.
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