Real Valladolid 0 - At Madrid 2: El Valladolid planta cara al Atlético

Sin Rubio, Valiente, Víctor Pérez y Óscar, los blanquivioletas presentaron una alineación de cricunstancias y no le perdieron la cara al encuentro
Recibir al líder de la liga española sin cuatro titulares, con un quinto recién salido de una lesión y tres jugadores colocados fuera de su sitio es excesiva desventaja. Un panorama que te deja como único recurso la pelea, la intensidad, la profesionalidad y el orgullo. Y a todo ello apeló el Real Valladolid para vérselas con el eficaz Atlético de Madrid. La apuesta era difícil que saliera bien. Y no salió, pero dejó ver a cambio un Valladolid con mucha personalidad, que hizo jugar a sus tres delanteros y que dibujó aspectos interesantes que invitan al optimismo conforme avance la competición. Los de Juan Ignacio fueron claramente inferiores a un rival que juega otra competición distinta, pero no acabaron apabullados como pudiera haberse temido por las circunstancias.
La primera incógnita que se disipó fue la de quién ocuparía la posición de Óscar. Juan Ignacio acabo inclinándose por Ebert, con Omar y Rama a perfil cambiado. Y la cosa no funionó todo lo bien que sobre el papel sonaba. El alemán es jugador de espacios, de velocidad, de potencia, no de parar y pensar.
Pero es lo que hay. Cuatro titulares en la grada es una desventaja notable, y el Valladolid trató de compensarlo con presión, intensidad, ambición a la hora de recuperar la pelota, posición en el campo e inteligencia táctica. Y en esas facetas aparecieron pronto Sastre y Rossi. Blear e Italiano mezclaron bien en los primeros 25 minutos y de su trabjo se aprovechó todo el equipo. Hasta que el Atlético, que durante ese tiempo estuvo cómodamente agazapado intentando averiguar cómo iba a jugar ese inédito Pucela, dio un paso adelante, tomó el control y empezó a llegar. Lo hizo en un par de ocasiones y sin que Mariño tuviera que emplearse a fondo salvo en un bombeado remate de Godín, pero enseñó suficietnemetne los dientes como para que los blanquivioletas dieran un pasito atrás y se hicieran fuertes.
Rueda anulaba a Villa y Bergdich se bastaba con su velocidad para tapar los huecos que el buen movimietno de bal´no colchonero iba abriendo en la retaguardia pucelana. Costa, irritante como siempre, era el que ponía la intensidad y Suárez y Gabi la creación. Durante un cuarto de hora el Atlético mandó, pero solo eso. El Pucela buscó alguna contra y que Ebert y Rama cazaran algún balón suelto producto del estajanovista trabajo de un oscuro pero generoso Guerra. Los cazaron, pero los enviaron muy lejos de Courtois, que en ningún momento de ese primer acto vio su placidez alterada
Todo quedaba abierto para el segundo tiempo.
Pero la abertura duró apenas 11 minutos, el tiempo en el que la estrategia del Atlético funcionó de nuevo combianda con la caldiad de Raúl García, que con una cabezao bombeado superó a Mariño. El portero pucelano habia, segundos antes, sacado una mano prodigiosa a un remate del navarro. A la segunda ya no pudo.
Tal y como estaba el partido y, sobre todo, tal y como estaba el Pucela, el gol olía a definitivo. Y durante 15 minutos lo fue, por que el Pucela acusó el golpe y se descolocó. Lo bueno fue que reaccionó, que cuando digirió el tanto se fue hacia arriba, le volvió la ambición... hasta que un rebote, un pase largo y el guerrillero Diego Costa hizo el segundo y apagó el partido definitivamente. La ocasión de Osorio, desperdiciada por el colombiano por su lentitud, y una nueva parada de Mariño fueron solo la constatación de que aquello estaba ya acabado.
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