Ha utilizado en las últimas jornadas un 4-4-2 para que el equipo sea más consistente
El intento de dar consistencia defensiva a un equipo no siempre parte de acumular hombres en la zaga. De hecho, Juan Ignacio Martínez ha cambiado el dibujo del equipo para jugar con dos delanteros y, de este modo, incrementar la presión sobre la salida de balón del equipo rival y juntar unas líneas que se distanciaban con demasiada facilidad durante gran parte de la Liga.
En los tres últimos partidos, desde que el Real Valladolid cayera derrotado en el Calderón ante el Atlético de Madrid, el técnico ha apostado por un claro 4-4-2, primero con Javi Guerra y Osorio en el ataque contra el Levante y dando entrada a Manucho por el colombiano ante el Málaga y el Rayo.
Aunque el delantero angoleño no se esté mostrando acertado en el remate, lo cierto es que se multiplica en el trabajo de desgaste de la defensa rival, por su potencia física en los balones divididos, y también colabora muy activamente en las acciones defensivas a balón parado, en las que el equipo había acusado importantes debilidades.
Del mismo modo, Javi Guerra no solo está aportando su capacidad goleadora, siendo el máximo realizador blanquivioleta con doce tantos en su cuenta, sino que se ha acostumbrado a multiplicarse en tareas defensivas y de presión, facilitando así el trabajo de los centrocampistas y los zagueros para contener.
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