El Pucela todavía no sabe muy bien a qué quiere jugar

No llega mal el Valladolid a este epílogo del campeonato liguero, especialmente tras el postrero y sabroso empate ante el Real Madrid en la cita intersemanal que quedaba pendiente desde la jornada 34. Aunque igualado a puntos con Getafe y Almería, el cuadro pucelano supo reactivarse del forzado parón y se jugará su futuro ante el ya descendido Betis y un Granada que, de ganar esta tarde, llegaría virtualmente salvado a Zorrilla el próximo fin de semana. Tratarán, por ende, los albivioletas de sumar los máximos puntos posibles para rubricar de la mejor manera una temporada irregular. O regular, según se mire, porque estuvo haciendo funambulismo al filo de la navaja desde el principio de la misma. Y eso que la llegada de Juan Ignacio Martínez hacía presagiar un cambio de estilo que, finalmente, se quedó a medio camino. Del ‘tiki-taka’ de Djukic al (en teoría) entramado rocoso del alicantino, que, en realidad, ha dado bandazos tácticos toda la campaña. Cierto es que su sistema favorito fue el 1-4-2- 3-1, pero, sobre todo en la segunda vuelta, ha probado con dos puntas natos (e interiores, mejor que extremos, para dar rienda suelta a sus laterales de largo recorrido) y con ‘trivote’ ante los equipos más fuertes.

No gusta demasiado el Valladolid de acaparar la posesión. Ahora, además, repetirá presumiblemente el once que sumó ante el Madrid, con el que gana vértigo en los costados, sopesa de perder cierta calidad en el centro. Confía en la pegada de Javi Guerra y añora la pérdida de Óscar. Por dentro, el empate de Víctor Pérez y Álvaro Rubio, más la encomienda a la estrategia.

Noticia: ESTADIO DEPORTIVO


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