Punto final difícil, por no decir imposible, que Chus Herrero vista la camiseta del Girona este curso. Prácticamente ya no hay marcha atrás. El aragonés pondrá así punto y final a dos años en Montilivi y, aunque le hubiera gustado continuar, no ha recibido una propuesta que la haya satisfecho en un proceso de renovación que hace meses y meses que lleva cola. Esta semana, el jugador ligará su destino a otro equipo de Segunda A.
Quique Cárcel no puede hacerlo todo. Lo ha intentado, y eso que de trabajo, desde que llegó a Montilivi, tiene un montón. Cerró con éxito la cesión, por segundo año consecutivo, de Jonás Ramalho. También convenció Richy Álvarez haciéndole ver que, lo mejor para él, era seguir en Girona y no buscarse la vida en México, Chipre u otro destino exótico. También se sentó con Vicente Amigó, representante de Jandro, Juanlu y David García, para informarle que el club estaba dispuesto a contar con los tres jugadores y no apartarlos como en un principio parecía que pasaría, siempre que se rebajaran la ficha. Son puntos a favor del nuevo director deportivo, pero Cárcel no puede con todo. Aunque espera retener Eloi Amagat y sigue peinando el mercado para construir una plantilla con cara y ojos; con lo que ya no podrá, sin embargo, es con Chus Herrero. En su agenda figuraba como prioridad renovar el contrato del central aragonés. Estaba subrayado con rojo. Lo cierto, sin embargo, es que el jugador tiene todos los números de cambiar de aires esta misma semana. Debería producirse un giro de 180 grados, lo que ahora mismo no se prevé, porque Chus Herrero siga. Será el punto final de una aventura de dos temporadas en el Girona por parte de un jugador que, a pesar de su predisposición para continuar, en parte ha sido víctima del pasotismo de la entidad y, por otra, de la propuesta a la baja que se le ha hecho llegar.
¿Por qué Chus Herrero no renovará? Motivos, hay unos cuantos. Algunos vienen de largo. Hay que recordar que en el verano de 2012 el aragonés aterrizó en Girona procedente del Cartagena, un equipo que venía de perder la categoría. Chus llegaba con buen cartel, pero a pesar de firmar por dos temporadas (hasta el 30 de junio de 2014), dio por bueno cobrar uno de los salarios más bajos de la plantilla. El jugador lo entendió, sobre todo porque acababa de bajar a Segunda B, pero después de una primera temporada excelente (con Rubi jugó 28 partidos en el año que casi se sube a Primera), entendió que, si el club quería renovar, lo más justo era que se le aumentara el sueldo. Y el club quería renovar. O así se lo hizo ver.
El gran año de Chus Herrero en Montilivi despertó el interés de varios equipos. Incluso, durante el verano pasado, se especuló con una hipotética salida del futbolista que finalmente, sin embargo, no se produjo. Por miedo a perder uno de sus mejores jugadores, la entidad movió ficha. Sergi Raset, el entonces secretario técnico, habló con él y también con su agente, y les transmitió que la voluntad del Girona era la de iniciar las negociaciones para ampliar su contrato. La noticia fue bien recibida por el aragonés, pero a pesar de las buenas intenciones, lo cierto es que las conversaciones entre ambas partes no sólo no fructificaron, sino que fueron casi inexistentes.
Con el defensa debilitado por las lesiones y sin apenas noticias del club (la única oferta de renovación que le presentaron no satisfacía, ni mucho menos, sus expectativas), la supuesta renovación nunca llegó a buen puerto. Pasados los meses, Oriol Alsina cogió el testigo de Raset y una vez terminada la última temporada decidió presionar para Chus Herrero continuara. No había sido su mejor año (sólo 12 partidos oficiales y menos de 1.000 minutos en las piernas), pero Pablo Machín contaba y Alsina le intentó convencer. El ahora director deportivo del Llagostera hizo una oferta al jugador; una propuesta también a la baja y en relación con una ficha que ni mucho menos era de las más altas de la plantilla. El central y su agente no estuvieron de acuerdo pero, antes de hacer las maletas, decidieron esperar un nuevo gesto desde el club. La llegada de Quique Cárcel no ha cambiado mucho el escenario y Chus ya no variará de opinión.
Link: http://www.diaridegirona.cat/girona-fc/2014/07/15/opcions-chus-herrero-continui-girona/678696.html?utm_source=rss&utm_medium=twitter&utm_source=twitterfeed
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Quique Cárcel no puede hacerlo todo. Lo ha intentado, y eso que de trabajo, desde que llegó a Montilivi, tiene un montón. Cerró con éxito la cesión, por segundo año consecutivo, de Jonás Ramalho. También convenció Richy Álvarez haciéndole ver que, lo mejor para él, era seguir en Girona y no buscarse la vida en México, Chipre u otro destino exótico. También se sentó con Vicente Amigó, representante de Jandro, Juanlu y David García, para informarle que el club estaba dispuesto a contar con los tres jugadores y no apartarlos como en un principio parecía que pasaría, siempre que se rebajaran la ficha. Son puntos a favor del nuevo director deportivo, pero Cárcel no puede con todo. Aunque espera retener Eloi Amagat y sigue peinando el mercado para construir una plantilla con cara y ojos; con lo que ya no podrá, sin embargo, es con Chus Herrero. En su agenda figuraba como prioridad renovar el contrato del central aragonés. Estaba subrayado con rojo. Lo cierto, sin embargo, es que el jugador tiene todos los números de cambiar de aires esta misma semana. Debería producirse un giro de 180 grados, lo que ahora mismo no se prevé, porque Chus Herrero siga. Será el punto final de una aventura de dos temporadas en el Girona por parte de un jugador que, a pesar de su predisposición para continuar, en parte ha sido víctima del pasotismo de la entidad y, por otra, de la propuesta a la baja que se le ha hecho llegar.
¿Por qué Chus Herrero no renovará? Motivos, hay unos cuantos. Algunos vienen de largo. Hay que recordar que en el verano de 2012 el aragonés aterrizó en Girona procedente del Cartagena, un equipo que venía de perder la categoría. Chus llegaba con buen cartel, pero a pesar de firmar por dos temporadas (hasta el 30 de junio de 2014), dio por bueno cobrar uno de los salarios más bajos de la plantilla. El jugador lo entendió, sobre todo porque acababa de bajar a Segunda B, pero después de una primera temporada excelente (con Rubi jugó 28 partidos en el año que casi se sube a Primera), entendió que, si el club quería renovar, lo más justo era que se le aumentara el sueldo. Y el club quería renovar. O así se lo hizo ver.
El gran año de Chus Herrero en Montilivi despertó el interés de varios equipos. Incluso, durante el verano pasado, se especuló con una hipotética salida del futbolista que finalmente, sin embargo, no se produjo. Por miedo a perder uno de sus mejores jugadores, la entidad movió ficha. Sergi Raset, el entonces secretario técnico, habló con él y también con su agente, y les transmitió que la voluntad del Girona era la de iniciar las negociaciones para ampliar su contrato. La noticia fue bien recibida por el aragonés, pero a pesar de las buenas intenciones, lo cierto es que las conversaciones entre ambas partes no sólo no fructificaron, sino que fueron casi inexistentes.
Con el defensa debilitado por las lesiones y sin apenas noticias del club (la única oferta de renovación que le presentaron no satisfacía, ni mucho menos, sus expectativas), la supuesta renovación nunca llegó a buen puerto. Pasados los meses, Oriol Alsina cogió el testigo de Raset y una vez terminada la última temporada decidió presionar para Chus Herrero continuara. No había sido su mejor año (sólo 12 partidos oficiales y menos de 1.000 minutos en las piernas), pero Pablo Machín contaba y Alsina le intentó convencer. El ahora director deportivo del Llagostera hizo una oferta al jugador; una propuesta también a la baja y en relación con una ficha que ni mucho menos era de las más altas de la plantilla. El central y su agente no estuvieron de acuerdo pero, antes de hacer las maletas, decidieron esperar un nuevo gesto desde el club. La llegada de Quique Cárcel no ha cambiado mucho el escenario y Chus ya no variará de opinión.
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