Vuelve la Liga Adelante a Leganés y lo hace con un plato fuerte, de esos que de no digerir bien pueden repetir durante un tiempo. Los de Garitano, que buscarán revertir la dinámica negativa que atraviesan, reciben a un Valladolid herido que ven cada jornada el tren de los playoff un poquito más lejos.
El Club Deportivo Leganés quiere revivir con su gente las buenas sensaciones que dejó el pasado mes de febrero, donde llegaron a parecer imbatibles. Y para ello apelarán a la fortaleza de un Butarque que, presumiblemente, estará a reventar una jornada más. Y es que en el feudo pepinero los madrileños han logrado nueve victorias en el presente curso.
Por su parte, los pucelanos llegan a la cita del sábado con la soga al cuello tras lograr únicamente tres triunfos en los últimos diez compromisos ligueros. Una victoria en casa del equipo revelación de la categoría sería un golpe de timón lo suficientemente grande como para revertir la situación tan enquistada en la que se encuentran.
Juego por los costados y mucha movilidad
El equipo de Miguel Ángel Portugal suele formar un 1-4-4-2 clásico. Los castellano-leoneses suelen volcar su juego sobre los costados, donde tratan de generar superioridad gracias a la alta participación de sus interiores y a las incorporaciones de sus laterales. Juan Villar y Mojica, respectivamente, son dos de los hombres que más participan en este tipo de acciones. A pesar de jugar por ambas bandas, el Real Valladolid carece de un hombre de referencia en ataque que fije a los centrales, por lo que sus atacantes generan espacios con su movilidad, obligando a las defensas rivales a mantener la concentración al máximo para evitar desbarajustes.
En cuanto a los aspectos defensivos, los de Portugal cuentan con dos centrales de gran envergadura, contundentes a choque y poderosos en el juego áereo. Sin embargo, no tienen la punta de velocidad necesaria como para replegar con éxito a la hora de frenar los contragolpes rivales, asignatura pendiente en el presente curso.
Uno de los puntos fuertes del Valladolid es el balón parado. En los últimos encuentros han conseguido rédito en este tipo de acciones, repitiendo una y otra vez golpeos tensos al primer palo. A esa zona llegan dos jugadores blanquivioletas con el objetivo de prolongar el esférico.
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