El Real Valladolid termina de dar forma a su ataque y añade a Alejandro Alfaro. El extremo andaluz llega al estadio José Zorrilla para las dos próximas temporadas
Los sueños hay algunas pocas veces que se cumplen. Pese a dificultades económicas que uno encuentre y trabas burocráticas que puedan existir, de vez en cuando, el Real Valladolid consigue firmar a uno de esos jugadores por los que ha negociado tantas y tantas veces. Éste es el caso de Alejandro Alfaro Ligero (La Palmas del Condado – Huelva -, 23/11/1986). Tras varias intentonas en diferentes mercados de fichajes, Carlos Suárez dota a su club del patrimonio del atacante andaluz, que recientemente militaba en las filas del Real Club Deportivo Mallorca y con el que anotó nueve goles en la pasada temporada.
El futbolista onubense, además de ser un futbolista con aceptables cifras goleadoras en su carrera deportiva sin llegar a ser un ‘9’ de referencia, es un jugador que ofrece muchas alternativas ofensivas. Así, el canterano sevillista llega al estadio José Zorrilla dentro de la idea de Braulio Vázquez de incorporar jugadores versátiles y polivalentes que puedan ocupar diferentes roles y Alfaro cumple este vital requisito para el proyecto.
La fácil adaptación que el onubense vivió en el club hispalense le ayudó a asentarse en la cantera. Con pasos firmes e importantes en los juveniles sevillistas, Alfaro dio el salto al filial de forma rápida en el año 2005. Con 19 años el futbolista mostraba una madurez exquisita que le sería vital para quemar bases de una forma veloz.
Sólo un año después de su debut en Segunda B con el Sevilla Atlético,Juande Ramos confió en él para el primer equipo. Gracias a ser el máximo goleador del filial el salto al primer equipo era pequeño y más desde Segunda división ya que entre los éxitos del jugador en el club del Sánchez Pizjuán está el hecho de colaborar activamente en el ascenso del año 2007. Ya en aquel éxito junto a Manolo Jiménez, Alfaro era un futbolista considerado del primer equipo y valorado y sondeado por equipos de la élite del fútbol español.
Tras una nueva cesión al club canario para jugar ya en Primera división, el Sevilla decidió apostar por él. Antonio Álvarez, gran conocedor de la casa y del propio futbolista, le dio la opción de disfrutar de su primera y única temporada con dorsal de la primera plantilla hispalense. El año no fue lo todo exitoso que se deseaba y el club se desprendió de él al siguiente verano.En esa campaña 2007/2008, en la que rechazó la opción de jugar en la élite con el Real Valladolid de Mendilibar, Alfaro disputó 35 partidos en Segunda. Esa confianza y los siete goles anotados le llevaron a una nueva oferta, la que llegó desde el Heliodoro Rodríguez López. En Tenerife, el nuevo jugador blanquivioleta viviría su mejor año, a nivel grupal e individual. Con 22 goles colaboró activamente en el ascenso del equipo y en el que sería su asentamiento en la Primera división, categoría en la que se acomodaría durante cuatro temporadas consecutivas y en las que anotó 17 goles.
En su segundo año como bermellón, Alfaro vivió la segunda tragedia real de su carrera. Tras el descenso en Tenerife, el andaluz caía a Segunda división con el Mallorca en una temporada incalificable del club mallorquín queresumía el camino que estaba tomando la entidad y que casi le cuesta dos categorías en dos temporadas.
Así, tras una desastrosa campaña del equipo mallorquín en la ‘Liga adelante’, Alejandro Alfaro necesitaba limpiar la mente y salir del club en el que ha firmado tres temporadas y dos fracasos. Con un descenso a Segunda y una campaña tan dura como la pasada en la categoría de plata, el nuevo jugador pucelano llega a la entidad blanquivioleta con la necesidad de empezar de cero. De esta forma es la única posibilidad de que el futbolista puedavolver a demostrar aquella calidad que le ha llevado a disputar competiciones europeas y a firmar 36 goles en Segunda división. Braulio Vázquez confía en él y le firma un contrato de dos temporadas con el que rozará la treintena. Por todo ello, Alfaro no tiene otra opción que recuperar esas sensaciones que han llevado a ser el deseo blanquivioleta durante muchos y diferentes mercados.
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