Artículo: 20 AÑOS…LA VERDADERA SENDA DEL TIEMPO

Artículo de Jota de la Torre para Pucela Fichajes. @jota_latorre

 

Parece que fue ayer, o por lo menos que no fue hacé tantos años pero la realidad es que han pasado veinte años desde aquella hazaña tan impresionante como irrepetible. Corría la temporada 95-96 en la que nuestro Real Valladolid estaba compitiendo de manera muy irregular en la una liga de 22 equipos y en la que los resultados no estaban acompañando. Lo cierto es que el cuadro pucelano contaba con una plantilla que ya la desearíamos en la actualidad pero que no acabó de arrancar. Y ese mágico 19 de Mayo de 1996 el equipo castellano tenía una cita que se antojaba clave para sus aspiraciones de permanencia en la primera división y evitar la promoción de descenso que existía en aquel  momento. Se enfrentaba en la penúltima jornada al Real Oviedo en un partido en el que una derrota hubiera complicado muy mucho el futuro blanquivioleta. No voy a detenerme en el partido en si, que fué una auténtica sinfonía de Japón Sevilla con 6 penaltis pitados y marcados (2 por el Oviedo y 4 por el Valladolid) en lo f el encumbramiento del ídolo croata Alen Peternac.En el que reconocido por alguno de los protagonistas de aquella tarde, cada vez que se pitaba una pena máxima, las aficiones gritaban “otro, otro!!”. Prefiero dar una visión desde el punto de vista de un chaval de 21 años que un servidor tenía en aquel momento y ahora 20 años después observa como por un lado aquel partido sirvió para hermanar para los restos a la aficiones oviedista y pucelana, lo cual celebro, y por otro lado cierta morriña y entristecimiento de recordar aquellas plantillas con jugadores que calidad aparte, requisito indispensable, se dejaban la piel en el césped de cualquier campo del fútbol español. Gente como “el Coyote de Coria” César Sanchez, el central boliviano Juan Manuel Peña, Iván Campo, Fernando Sánchez Cipitria, el “mami” Quevedo o el killer Alen Peternac eran futbolistas que dejaron su sello en Valladolid. Su calidad y entrega serán recordadas por generaciones venideras. Eran años en los que la afición blanquivioleta viajaba por España siguiendo a su equipo. Valga como ejemplo que el partido que nos ocupa se citaron 2000 pucelanos en la grada del Carlos Tariere que tuvieron la fortuna de vivir una locura transitoria celabrando los goles con los jugadores subidos a las vallas. Fue algo que a día de hoy cuando visiono el video del partido se me antoja muy lejano de repetir. Esa comunión equipo-afición o afición-equipo, me da igual el orden, no altera el producto(garantía de éxito), es ahora una quimera. Este nuestro equipo del alma carece a día de hoy de unas señas de identidad con las que la sufrida parroquia pucelana se identifique. Cierto es que no somos los más fervorosos pero tampoco mentiría se digo que con cualquier alegría que nos brindan nos volvemos locos. Somos una afición ansiosa de ver a nuestro equipo currar en el campo. De disfrutar como un portero es seguro, de respirar viendo un central que es un muro, de recrearnos viendo repartir juego al faro del equipo, cantar las galopadas de un extremo y de tener un 9 que sea un dolor de cabeza para la defensa rival.  No estoy pidiendo imposibles. Todo esto lo hemos tenido y podemos volver a tenerlo. Es cuestión de sentar bases serías de organigrama deportivo y hacer sentir a cada jugador que viene a Zorrilla que esta camiseta y este club es historia del fútbol español. Entiendo que las cesiones son inevitables dada la economía de guerra que tiene el club, pero habría que insuflar ese pucelanismo al jugador que viene de paso a Valladolid para que que entienda que su andadura por nuestra tierra puede ser un trampolín perfecto en su carrera deportiva. Por aquí han pasado jugadores que estando una sola temporada, dejaron una huella imborrable para el buen aficionado pucelano. Bucear en los mercados de segunda B en la que hay un buen caladero de futbolistas con ganas de triunfar. Intentar utilizar nuestras fortalezas, que las tenemos, como el prestigio de esta camiseta blanquivioletaLas oportunidades como es la de vivir una temporada con un objetivo precioso como es el un ascenso y de vivir en una cuidad a la que no la falta de nada. Disimular en la medida de lo posible las debilidades, como es el poderoso caballero y la amenaza de no conseguir ese objetivo primordial de estar donde merecemos ofreciendo un contrato largo para dar tranquilidad al profesional.

 

Después de este relato de deseos y mucha ilusión contenida mientras escribo estas lineas, solo me queda decir que pase lo que pase, siempre seguiremos juntos en esta senda del tiempo.

 

AUPA PUCELA!!.

 

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