Iñaki Bea fue el descubridor de Patrick Ebert

De Austria pasó a la chapuza germana y pronto colgó las botas para hacer de ojeador de un agente local. Reclamo idóneo para una agencia española, que lo contrató para rastrear Suiza, Alemania y Austria. Entre otros aciertos, llevó a Ebert al Valladolid y a Ivanschitz y Sergio Pinto al Levante de Caparrós. Curiosamente, ese fue su siguiente destino. “Asumimos el Levante y quiero saber si querrías entrar conmigo”, le preguntó por teléfono Mendilibar, con quien no había perdido el contacto porque le había ido a visitar en dos pretemporadas por el extranjero. Ocurrió, sin embargo, que la aventura duró cuatro meses.

Sin trabajo, Bea se sacó el carnet de técnico y aguardó a la llamada de Mendilibar, ahora en el Eibar. “Ha evolucionado su metodología, pero Mendi no ha cambiado en nada futbolísticamente”, señala Iñaki, que ahora lo vive de nuevo en primera persona. El martes, por ejemplo, hacía un frío exagerado en la ciudad deportiva de Atxabalpe y algún futbolista soltó: “¡No me siento los pies!”. Bea, con su habitual sentido del humor, replicó al tiempo que los jugadores se desternillaban: “Pues yo hace 30 años que no los siento y aquí estoy”. Él y toda su historia.



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