Diego Mariño se ha convertido, por méritos propios, en el gran protagonista del arranque liguero del Real Valladolid. En Elche sacó una falta en el último minuto a Edu Albacar, ante el Atlético evitó más de un gol y el martes en Valencia... el gallego acertó con una pena máxima lanzada por el austriaco Andreas Ivanschitz. «No sabría decir el qué está pasando. De momento, está saliendo todo a pedir de boca, como jamás hubiese pensado. Venía con mucha ilusión y ganas, y cada día intento demostrarlo en los entrenamientos, hacerlo lo mejor posible para llegar en el mejor estado de forma al partido. Esta es la línea a seguir, mantener este nivel y poder ayudar al equipo siempre que lo necesite. Y entre todos, cumplir el objetivo de este año», señalaba ayer por la tarde, después de acaparar titulares, fotografías y portadas en todos los medios de comunicación tras el encuentro en el Ciutat de Valencia.
Allí, contribuyó, con ese decisivo penalti, a que el Real Valladolid sumase un punto. Penalti de laboratorio, como confiesa Mariño: «Lo teníamos estudiado con Juan Carlos (entrenador de porteros). Siempre vemos a los jugadores, a los lanzadores de faltas y córners, a los especialistas. Creíamos que podía tirarlo a ese lado y nos la jugamos ahí. Luego son sensaciones de cada uno. Pero pensábamos que si había un penalti y lo tiraba este jugador podía ir ahí y así fue». Por ello, no duda en agradecer el trabajo al entrenador de porteros, «que se chupa los vídeos y examina. Todos estamos para ayudar y sumar».
Aunque no recuerda muy bien cuántos penaltis ha podido parar como profesional, asegura que pueden ser «unos 4 o 5».
Mariño habla de la Primera División, en la que es un debutante, y del Real Valladolid, y destaca la labor defensiva de los blanquivioleta: «Creo que estamos defendiendo bastante bien. En los últimos partidos, he tenido que intervenir un poco más, pero tampoco de forma excesiva. Estamos manteniendo a raya a los equipos, en defensa estamos siendo fiables». Por eso, aunque reconoce que quizá falte algo de profundidad en el ataque, ve al equipo vallisoletano «bien, sobre todo en defensa que es por donde se empieza a forjar un equipo. Somos contundentes, fuertes y estamos bien colocados. Presionamos fuerte y le damos pocas opciones al rival. Sí que es cierto que a lo mejor arriba nos falta llegada, profundidad o verticalidad, pero poco a poco se irá mejorando. Tenemos jugadorazos de mucha calidad».
Mariño vive en Arroyo de la Encomienda y asegura que lo poco que le han dejado ver de Valladolid le ha gustado. Entre entrenamientos y viajes, apenas ha podido disfrutar de la capital: «Poco a poco voy conociéndola y me está gustando. De momento, muy contento». El hecho de ser noticia estos días también le llega a oídos de su familia, que «muy contenta, siempre está ayudando, apoyando, mandando mensajes de ánimo».
Fuente: DIA DE VALLADOLID
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